Esta semana en una estación del Metro de Madrid encontré a un tipo al otro lado de las vías que estaba cantando con su guitarra pidiendo a cambio unas monedas. No lo hacía nada mal, pero de pronto una de las cuerdas de su guitarra española se rompió. Lastimado, recogió sus cosas, las –imagino- pocas monedas recaudadas y se fue para su casa. Yo seguí esperando mi tren. Cuentan que hace años unos jóvenes fueron a su maestro preocupados porque…
Tag