Me cuenta mi amigo Pedro la de vicisitudes que están teniendo que pasar para sacar adelante un ambicioso proyecto en la empresa en la que trabaja. Me dice: “Porque yo creo a pie juntillas en esto, si no, ya hubiéramos tirado la toalla. Ya hay unos cuantos compañeros que se han rendido”.
En un viaje a Ecuador pude hacer una excursión por la selva amazónica a bordo de una lancha. Esta se detuvo en un claro del bosque donde dos hombres agachados en el suelo golpeaban rítmicamente con cincel y martillo un enorme tronco. Querían hacer una canoa que representara a su tribu en una competición con otras tribus cercanas que se iba a realizar la semana siguiente.
Estaban trabajando sobre el tronco de un cedro que debía tener 600 años. Medía más de dos metros de diámetro. El nativo nos contó que cuando empezaron a trabajar sobre el tronco se dieron cuenta que el centro estaba podrido y hueco, por lo que la canoa tendría que ser estrecha, y habría que tallarla en menos de la mitad del diámetro del árbol.
Para colmo, los taladores además de elegir un árbol hueco, olvidaron hacer un lecho sobre el suelo donde aterrizaría el gigante, y el árbol al caer prácticamente se había partido en dos. Esto les había obligado a reparar con grandes listones de madera la gran grieta que se había generado.
Además, habían empezado tarde el proyecto y muchos hombres habían partido a trabajar en la recogida de la papaya, por lo que sólo el maestro y un aprendiz se ocupan de terminar la canoa… Les quedaban muy pocos días, y demasiado trabajo.
Cualquier occidental se hubiera rendido en el primer contratiempo. “Cuando las cosas no fluyen, es que no tienen que fluir”. Así que sorprendido ante la persistencia del nativo, le preguntamos: “Has tenido un montón de problemas con la canoa, pero se te ve muy positivo y lleno de esperanza. ¿Cómo lo consigues?”.
“Las dificultades son buenas señales, amigo –respondió-. Buenas señales. Este proyecto tiene muchas bendiciones. Cuanto más grande es el espíritu que está intentando nacer, mayores son los problemas que ha de vencer. Esto le hace más fuerte. Esta canoa es un gran espíritu. Es el renacimiento de nuestra tribu y de nuestra identidad”.
Vivimos en un mundo de expertos instantáneos que nos venden que si piensas esto, eso se hará realidad; que si comes lo otro, adelgazarás; que si eres buena persona, nunca enfermarás”. En un mundo alocado como éste, es fácil creer que otra persona tiene las respuestas. Como les había ocurrido a los compañeros de Pedro que se habían rendido. A veces es así, pero en muchos casos, puede que sus respuestas, no sean las tuyas. Así que tendrás que buscar otros puntos de vista… Como hace Pedro.
Sigue esforzándote, porque a más esfuerzo, mayor recompensa.