Uno de estos días mis hijos me recordaron que hace unos años en un viaje que hicimos a Nueva York unos artistas callejeros me sacaron como participante en el número que estaban desarrollando. Habían elegido a siete transeúntes (entre los que estaba yo), nos pusieron en fila y nos entregaron una campana a cada uno. Eran campanas de mano, fabricadas en bronce, un poco pesadas, algunas lisas y otras algo labradas. Cuando uno de los artistas me entregó la mía me dijo que esa no tenía badajo, pero que cuando me mandara tocarla, yo hiciera el gesto de tocarla aunque no sonara.
Los artistas ordenaron tocar las campanas consecutivamente a los seis voluntarios y cuando llegó mi turno agité mi campana pero esta, lógicamente, no sonó. Agité y agité pero no sonaba. Me dijeron que como no sonaba, que imitara con mi boca el sonido que pensaba que podría producir aquella campana: “dong” “ding” “tin” “tan”….
Ese hacer el propio sonido de mi campana me recordó a la vida. Todos somos una campana y nuestro interior será el badajo que la haga sonar. Por eso hay gente que tañe pasión, alegría, optimismo y energía; y hay quien tañe rencor, envidia, desasosiego.
Nadie debería hacer sonar la campana por nosotros. Somos los responsables de su sonido. A cada uno nos incumbe el propio esfuerzo y la puesta en marcha de las energías internas que nos conviertan en un mejor badajo (un mejor jefe, un mejor profesional, una mejor persona…). Ese badajo interior está en cada uno de nosotros, y deberemos limpiarlo de conflictos, frustraciones, impedimentos, codicias, celos… para que taña perfectamente.
Allí en Times Square cuando me vi con una campana sin badajo pensé que haría el ridículo delante de aquella multitud congregada para ver cómo terminaba el número. Sin embargo era la voz del voluntario cuya campana no tuviera badajo la que terminaba de poner ritmo, música y humor al espectáculo. Debemos superar la apatía, la duda, la vergüenza, el apego… para hacer sonar nuestra campana con lo que tenemos en nuestro interior… así que más vale que sea bueno…
¿Cómo suena tu campana?