Para mucha gente estos días ya son de vacaciones. El lunes hablé por teléfono con un amigo que acaba de llegar a su destino al lado del mar. Me dijo que iba a necesitar algo de tiempo para desengancharse del trabajo, “porque hacer estas cosas normales de la compra, la casa…” le agobiaba un poco.
Cuentan que a un maestro oriental, que dedicaba su vida a pensar en el sentido de la existencia y en demostrar la existencia de las divinidades, alguien le preguntó a qué se dedicaba su esposa, y él contestó: “A insignificancias. Cosas sin importancia. Cosas pequeñas sin trascendencia alguna: tareas del hogar, cuidar de los hijos, llevarles al parque, ir al mercado, hacer pequeñas reparaciones, regar el jardín, visitar a amigos y familiares… Cosas así: pequeñas, sin importancia”.
Y algo así parecía sentir mi amigo. Le daba la sensación que dejar de lado por unos días la cuentas de resultados, los objetivos trimestrales, los kpi´s, los sla´s… era pasar a dedicarse a insignificancias, cosas “normales”. Y tenemos que darnos cuenta que es en las pequeñas cosas cotidianas es donde está la grandeza y el significado de la vida. Preparar una ensalada con amor para un amigo, lavar los platos, sentir la profundidad de una caricia, atender a un enfermo, acompañar al parque a nuestros hijos… son actos verdaderamente grandes, que nos llevan hacia la ayuda a los demás.
A mi amigo le conté que una vez un discípulo le preguntó a su maestro qué tenía que hacer para encontrar la felicidad. El mentor le respondió: “Ve, y lava los cacharros de la comida”. En las pequeñas cosas, en las insignificancias, hay un gran secreto. Si se hacen con actitud adecuada son grandes manantiales de energía y de amor propio y ajeno.
Por eso, no debemos olvidar que a cada cual le corresponde su propia tarea, y a cada uno, una en función de cada momento. Ninguna es más importante que otra. La importancia la dará la actitud con la que nos enfrentemos a ellas. Por eso la felicidad no está en cosas complicadas, sino que nos la encontraremos en los asuntos sencillos de la vida.
No lo olvides cuando estos días empieces a hacer eso que algunos llaman “insignificancias”.