Esta semana me ha escrito una antigua alumna que está trabajando en una Universidad de Madrid porque quería organizar para los alumnos que empiecen sus estudios de grado el próximo septiembre unas jornadas de motivación y autoconocimiento para que desde el inicio de sus estudios vayan orientado sus carreras profesionales en función de las competencias que tengan más desarrolladas.
Durante la Guerra entre España y Estados Unidos de 1898 un general cubano, apellidado García, quedó cercado con sus tropas en medio de la isla de Cuba. Se vio obligado a ocultarse en la jungla y nadie sabía su paradero. No tenía contacto con el exterior. Pero el presidente norteamericano de la época, McKinley, necesitaba imperiosamente ponerse en contacto con García.
Uno de los asesores del presidente le dijo: “Conozco a un hombre que sabrá a encontrar a García. Se llama Rowan”. El presidente llamó al tal Rowan, le entregó una carta y escuetamente le dijo: “Désela a García y tráigame su respuesta”. Rowan, también escueto, contestó: “Así haré, señor”. Y se fue.
Cómo Rowan envolvió el mensaje en un pañuelo de seda y lo ocultó en su cuerpo, cómo desembarcó en la costa cubana, cómo viajo en un bote descubierto de noche, con niebla, cómo desapareció en la jungla y cómo después de tres semanas en territorio enemigo consiguió su objetivo no son detalles que necesitemos. Basta saber que cumplió su misión.
En cada negocio, en cada empresa, en cada proyecto hay una permanente selección. Sólo el eficiente sobrevive, sólo el que hace las cosas sin preguntar el cómo y el por qué, el que sabe buscarse la vida por sí mismo, el que encuentra por sí mismo los recursos necesarios… aquel a quien se podría confiar un “mensaje para García”.
Por eso, la mejor orientación para lograr un extraordinario plan de carrera, es ser capaz de adentrarse en la jungla cubana estando dispuesto a realizar el encargo y a cumplir la misión a pesar de todas las adversidades y contratiempos.
¿Te internarías tú también en la jungla para cumplir esa misión? ¿sin quejarte?