El martes en Tarragona di una conferencia a un grupo de gente muy variado y numeroso en un evento organizado por una empresa de la zona portuaria. En el aperitivo que se sirvió después se me acercó una persona para contarme su experiencia:
Hace diez años que trabajo en la empresa. Y estoy feliz. Sin embargo estuve a punto de dejarlo el mismo día que me contrataron. Pero ya ves… diez años. El primer día me sentí rodeado de gente desdichada. Ni los clientes, ni la competencia eran un problema para mí… eran mis colegas. Estaban como muertos, tristes. El segundo día por la mañana fui a recursos humanos y dije que quería dejarlo. Me dijeron que el contrato firmado me obligaba a estar al menos quince días. Y fui desdichado cada uno de aquellos días restantes. Sin embargo, el último día me desperté feliz, y fui contento a trabajar. Yendo en el coche me di cuenta de ello y finalmente no renuncié al empleo y decidí que iría allí cada mañana, feliz.
Esa misma decisión podemos tomarla todos. Tú eres el responsable de tu vida y de tu actitud. Cambia una o la otra en función de tus posibilidades, necesidades o deseos y tú también podrás ser feliz. Si no quieres serlo, también es una decisión tuya, puedes a cambio llorar y lamentarte.
Como dice Tom Hanks en la película Ellas dan el golpe: “Nadie llora en el béisbol”. En el partido de la vida son tu actitud y tus decisiones las que determinan el resultado.