Una de las conferencias de esta semana ha sido en Alicante. La empresa para la que trabajé presentaba el nuevo plan estratégico para los próximos años. Toda la convención giraba en torno a este asunto y tanto los eslóganes como la decoración hablaban de “rumbo”, como la dirección en la que todos los empleados debían navegar.
Cuentan que una vez un hombre fue a hacer una entrevista de trabajo en una compañía naviera. El director que le entrevistaba le preguntó:
– Usted sabe que el mar es muy traicionero y que a veces se vuelve bravo y agitado. Si usted se encontrara en medio de una gran tormenta, lejos de puertos y abrigos, ¿qué haría con su barco?
– Es muy sencillo. Activaría todos los mecanismos de defensa que tienen los barcos: pesas, lastres… que hacen que el barco se mantenga estable incluso en medio de una gran tempestad.
– ¿Y si viene otra tormenta más virulenta?
– Bajaría más lastre
– ¿Y si viniera una tercera? ¿qué haría?
– Pues seguiría bajando más lastre
El director, contrariado ante las respuestas del candidato le preguntó:
– Pero ¿de dónde sacaría usted todo este lastre?
Y el candidato le respondió:
– ¿Y de dónde saca usted todas esas tormentas?
El mundo es como eres tú. Si tú eres complicado, será complicado. Si tú eres simple, el mundo será simple. Nos lleva el mismo esfuerzo crear tormentas, que calma y serenidad. Pero nos empeñamos en complicarnos la vida.
De la misma manera que llegan o nos inventamos los problemas, pueden llegar o podemos encontrar las soluciones. Todo dependerá de dónde pongamos el foco.
¿Por qué no miras hacia tu interior estos días y piensas cuánta energía gastas en tratar de solucionar problemas que nunca sabes si llegarán? Centra todo tu ser en solucionar este problema de hoy, el de ahora, con fuerza y positividad, y el mañana no será un obstáculo, ya lo verás.