El día del Pilar salimos a comer con los niños a uno de esos restaurantes de hamburguesas que tanto les gustan. Aunque todavía era 12 de Octubre todo el local estaba decorado con calaveras, telarañas, calabazas, monstruos, guadañas… La noche de difuntos está a la vuelta de la esquina, y eso hay que aprovecharlo comercialmente.
En el mundo que hemos creado enfrentarnos a la muerte resulta inquietante como poco. Vivimos de espaldas a esa realidad y tratamos de ocultarla, especialmente a los niños. Creo que es un error. Hay que ser conscientes de que esto un día se acabará, y que por ello es importante disfrutar de las cosas que nos pasan durante el camino. Disfrutar al máximo.
Cuentan que un hombre rico mandó a su criado al mercado en busca de alimentos. Al poco de llegar allí se cruzó con la muerte que lo miró fijamente a los ojos. El criado asustado salió corriendo dejando atrás las compras, y jadeando llegó a casa de su amo:
– Amo, por favor, necesito un caballo. He de salir de la ciudad ahora mismo. Si salgo ahora quizá llegue a la frontera al atardecer. Acabo de encontrarme con la muerte y tengo que escapar de aquí.
El amo le dio su más veloz corcel y una bolsa de monedas. El sirviente le besó las manos y salió de inmediato al galope.
Cuando el sirviente se hubo perdido de vista, el hombre rico fue hacia el mercado a buscar a la muerte.
– ¿Por qué asustaste a mi sirviente?
– Yo no le asusté, simplemente me sorprendió verle aquí porque tengo que recogerle esta noche cerca de la frontera.
Y es que intentar escapar de los malos pensamientos es salir a buscarlos. Si intentas dejar de pensar en el oso rosa no verás más que osos rosas. Rodearnos de emociones negativas, negativiza todo.
Respecto a la muerte simplemente hay que ser consciente que llegará, para ser capaces de disfrutar todavía más del lado bueno de todas las cosas con las que nos vamos encontrando cada día.
Sal en busca de la vida, que ahí fuera hay, y mucha, y verás qué pronto la encuentras. Y la disfrutas.