Una curiosa semana en la que no he cogido ni un solo avión aunque me he hecho una importante kilometrada por tierras levantinas. En el corazón, grabada la multitudinaria sesión en San Antonio de Benagéber con mi amigo Luis Munar. Casi más gente de pie que sentada. ¡Impresionante recibimiento y acogida!. Tras la conferencia, una enriquecedora cena en la que hablamos de la importancia del sacrificio y del esfuerzo, mientras degustábamos una excelente carne bañada en una no menos excelente salsa cocida a fuego lento.
A la cocina de un selecto restaurante de París acudió una joven profesional a ver a su padre, jefe de cocina del establecimiento. Quería contarle lo difícil que le estaba resultando seguir adelante con su nuevo proyecto profesional. Estaba cansada de luchar y quería darse por vencida. Tenía esa sensación de que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Mientras ella se lamentaba, su padre llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego. Pronto el agua de las tres ollas comenzó a hervir. En una colocó varias zanahorias, en otra colocó unos huevos y en la última un puñado de granos de café. Y las dejó hervir mientras escuchaba las apenadas quejas de su hija.
A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un plato. Lo mismo hizo con los huevos, y finalmente coló el café sirviéndolo en un tazón. Mirando a su hija le dijo:
– Hija, ¿qué ves?
– Zanahorias, huevos y café
Le hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias, y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera y observó el huevo duro, y por último le pidió que probara el café, que disfrutó sorbo a sorbo.
– ¿Qué significa esto, padre?
Los tres elementos se habían enfrentado a la misma dificultad: el agua hirviendo. Pero los tres habían reaccionado de forma diferente. Las zanahorias llegaron al agua duras, fuertes, pero el agua hirviendo las había transformado en algo blando, débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, blando, casi líquido, pero después de hervir, su interior se había endurecido. Sin embargo los granos de café después de estar en el agua hirviendo habían cambiado el agua.
Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?. ¿Como una zanahoria que parece fuerte pero que pronto se vuelve débil y pierdes tu fortaleza? ¿Como un huevo que empieza con un espíritu blando y fluido pero que después de una desgracia se vuelve duro y rígido?
¿O eres como un grano de café, que cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas con lo mejor que tienes, haciendo que las cosas a tu alrededor mejoren?.
11 comments
Hola Carlos, me ha gustado mucho tu post, como casi siempre. Creo que nos vemos pronto en Albacete.
Un abrazo
Curro
Hola Curro´
Muchas gracias por tu visita y comentario.
Efectivamente estaré en Albacete el 18 de Enero. Será un placer verte.
Un abrazo fortísimo
Siempre se aprende algo en tu blog.
Gracias, Carlos.
Muy bueno y animante el post Carlos. Estoy deseando escucharte mañana en vivo y directo en Santiago.
Un abrazo
Tengo claro una cosa… eres café molido Carlos. Gracias por tu inspiración.
Hola Mary
Muchísimas gracias por tus palabras!. Espero que ayer disfrutaras de la sesión en Compostela.
Yo lo hice, así que supongo que vosotros también.
Un abrazo fortísimo!!
Iñigo
No sabes cómo agradezco tu comentario. Eres como el azucar para el café… En esta semana tan terrible de trabajo que tengo leer tu nota es reconfortante.
Un abrazo fuerte!
Una verdadera fuente de inspiración Carlos. Gracias y ánimo.
Gracias Marquex. Espero que podamos ver pronto por Sevilla. La próxima semana andaré por allí.
Carlos me sigue sorprendiendo el punto de vista que tienes sobre todo lo que ves, es muy gratificante ver gente positiva que es capaz de ver el lado bueno de todas las cosas. Para cuando tu siguiente libro?. El año pasado me lo regalo un amigo (dedicado por ti) con el que coincidí en una charla que nos diste en la reunión anual de Confederación Española de Comercio y una vez leído (espectacular) mandé un pequeño resumen a mis amigos con las cosas que mas me habían llamado la atención. Te transmito sus felicitaciones porque todo el mundo quedó encantado. He podido regalar tu libro en muchas ocasiones, generando siempre un ambiente positivo entre todos los que lo hemos leído. Muchas gracias por tus charlas y tus comentarios. Un abrazo. Alberto Peláez
Alberto
Mil gracias por tus palabras. Recuerdo aquella sesión del Comercio, en el Palacio de los Duques de Pastrana de Madrid que tuve que acortar porque llegó el Ministro Sebastián…
Me alegro que te gustara el libro y que su resumen le gustara a tus amigos.
Estoy ya metido en la redacción del segundo libro. Lo tengo que entregar el Viernes de Dolores (15ABR) y estará en las tiendas a la vuelta del verano.
Gracias por tu comentario y tu visita!.
Espero que nos podamos volver a ver pronto.